Es la intervención quirúrgica encaminada al rejuvenecimiento de la cara y/o cuello a través del reposicionamiento de los tejidos (piel, grasa y músculos).

Se trata de un tratamiento quirúrgico orientado a rejuvenecer el tercio medio e inferior del rostro y cuello, incluida la temida papada. Los pliegues profundos que enmarcan la nariz y la boca, las mejillas flácidas, los depósitos de grasa que forman bolsas bajo el mentón… todos estos aspectos son los que aborda el lifting cervico-facial con el objetivo de conseguir un rostro más firme, terso y rejuvenecido.

Este proceso, también conocido como ritidectomía, no puede detener el paso del tiempo pero sí minimizar las señales que este ha ido dejando en el rostro de una persona, especialmente a través de la eliminación del exceso de grasa, la reafirmación de los músculos subyacentes y la recolocación de la piel. En muchas ocasiones es un tratamiento complementario a otros como puede ser una cirugía de la nariz o los ojos.

Quién puede someterse a un lifting cervicofacial:

Los mejores candidatos para someterse a este tipo de lifting son hombres o mujeres que hayan notado cómo ciertas partes de su cara y cuello comienzan a estar flácidos, pierden elasticidad y se notan más envejecidos. En términos generales, podemos decir que este tratamiento está indicado para aquellas personas que presentan un grado determinado de flacidez en el rostro, con edades comprendidas entre los 45 y los 60 años.

Esto no quita que pueda realizarse un lifting cervico-facial a los 70 años, de hecho, en nuestros centros estéticos en Madrid y Granada hemos aplicado esta técnica a persona de esa edad con resultados totalmente positivos. Pero sí es cierto que a partir de una edad, las técnicas orientadas a minimizar los efectos del paso del tiempo y el envejecimiento resultan menos efectivas y, en el fondo, tienen menos sentido.